Mientras se desempeñaba como ejecutivo senior del gigante petrolero Shell, Juan José Aranguren , integró los directorios de al menos dos sociedades offshore. Años después, cuando ya había asumido como ministro de Energía, una de esas sociedades ganó 13 licitaciones para proveer 650.000 metros cúbicos de gasoil al Estado durante 2016. La petrolera facturó por las licitaciones cerca de US$ 240 millones.
La firma offshore beneficiada fue Shell Western Supply and Trading Ltd, que se convirtió en proveedora de gas oil tras ganar las licitaciones de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), una empresa con participación privada y estatal, a instancias de YPF.
Más allá de esa coincidencia, sin embargo, Aranguren quedó fuera de toda sospecha tras dos informes de la Oficina Anticorrupción (OA) -que depende del Ejecutivo-, y la Sindicatura General de la Nación (Sigen). Ambos despegaron al funcionario de un eventual conflicto de interés o una violación de la Ley de Ética Pública.
Primero, fueron siete contrataciones a Shell Western Supply and Trading Ltd en abril de 2016, que le costaron una denuncia penal que tramita el juez federal Luis Rodríguez. En el siguiente concurso de Cammesa, la offshore volvió a quedarse con dos nuevos cargamentos de 50.000 metros cúbicos de gasoil. Y, por último, en junio se volvieron a adjudicar tres nuevos pedidos a la sociedad de Shell, según los datos que constan en la página oficial de Cammesa en Internet.
Todas las contrataciones -a un valor promedio de unos US$ 20 millones cada una - fueron realizadas para abastecer a las centras eléctricas, informaron fuentes oficiales. No aparecieron nuevas adjudicaciones para esta sociedad en 2017.
En esa línea, Aranguren defendió su actuación y remarcó que nunca tomó una decisión que beneficiara de manera particular a Shell -lo que sustentó con documentos oficiales-, al mismo tiempo que justificó la operatoria offshore cuando de multinacionales se trata. "Para una empresa como Shell, no hay un 'afuera, un 'offshore', si opera en todo el mundo, a menudo con márgenes bajísimos de ganancia y debe buscar cada oportunidad fiscal que pueda, que se van limitando, sí, pero que aún es legal", indicó.
La OA también recomendó a Aranguren que se desprendiera de las acciones por $ 16 millones que tenía en Royal Dutch Shell y sugirió que se abstuviera de intervenir en cualquier proceso que involucrara en particular a la petrolera. Aranguren acató las recomendaciones, vendió sus acciones e informó que no mantendría ningún contacto con la petrolera.
Ese distanciamiento se plasmó primero en la resolución ministerial 158/16 y, luego, en el decreto 1006/16 del presidente Mauricio Macri, quien le aceptó su "excusación" y derivó "todas las actuaciones que estén particularmente relacionadas con la empresa Shell" al ministro de la Producción, Francisco Cabrera.
La Justicia, sin embargo, realizó un procedimiento en YPF después de la denuncia por la primera adjudicación en búsqueda de los expedientes administrativos, como parte de una causa penal que sigue en trámite.
Constituida en Barbados, Shell Western Supply and Trading Ltd es una subsidiaria con sede en Barbados que la petrolera utiliza para sus operaciones en América Latina, según se desprende de los documentos "Paradise Papers " que integran una investigación global impulsada por Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el diario alemán Süddeutsche Zeitung, y que integra LA NACION.
En Shell Western Supply and Trading Ltd, Aranguren ocupó el cargo de director en 2003 por un período breve, por el que aclaró que nunca cobró un sueldo. Renunció a los cinco meses, al mismo tiempo que daba sus primeros pasos como presidente de la filial de Shell en la Argentina.
Consultado para este artículo, Aranguren también remarcó que "si analizan a los ganadores de esas licitaciones comprobarán que cada contrato se otorgó a la empresa que ofreció el menor valor, con el costo más bajo para el erario público".
Aranguren planteó además que en vez de mirar si Shell ahora es beneficiada por la actual gestión, habría que analizar si la petrolera no fue perjudicada mientras el entonces ministro Julio de Vido controlaba la gestión de las importaciones tanto de gasoil como de gas natural licuado, hasta fines de 2012, cuando el ministro de Economía, Axel Kicillof pasó a supervisarla. "Shell no operó antes con Enarsa porque no se prestaba a ciertas maniobras", recordó.
La otra offshore
De acuerdo a los registros de "Paradise Papers", en tanto, Shell Western Supply and Trading Ltd no es la única subsidiaria offshore en la que aparece Aranguren. Más atrás en el tiempo, ocupó un sillón en el directorio de Sol Antilles and Guianas Ltd. Fue entre mayo y julio de 1996, aunque el ministro negó haberla integrado. "Salvo que 'Sol' aluda a 'Shell Overseas Limited, en cuyo caso sí", planteó.
Los documentos a los que accedió ICIJ muestran que Aranguren brindó sus datos personales a las autoridades de Barbados, donde también se constituyó Sol Antilles and Guianas Ltd, y que esa offshore participó en operaciones millonarias petroleras en Puerto Rico, Suriname, Guayana y Haití.
Definido como país "cooperante" por la AFIP, Barbados tampoco en los listados de la OCDE como un paraíso fiscal, pero la ONG especializada Tax Justice Network ubica a ese país entre los más opacos del mundo.
Aranguren, sin embargo, contextualizó la utilización de ese y otros paraísos fiscales por multinacionales como la petrolera para la que trabajó durante tres décadas. Para una empresa como Shell, explicó, "es típico [que recurran a sociedades offshore] por el beneficio fiscal que ofrecen y es legalmente factible operar de ese modo".
El equipo argentino que trabajó Paradise Papers con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) fue integrado por Hugo Alconada Mon, Maia Jastreblansky, Iván Ruiz y Ricardo Brom por el diario LA NACION. También por Mariel Fitz Patrick (América), Emilia Delfino (Perfil) y Sandra Crucianelli
Comentarios
Publicar un comentario
Nos interesa conocer su opinión sobre el blog. Gracias.