"Nunca vemos que los delitos medioambientales sean catalogados como un problema vinculado a determinado sector o partido político. Tampoco nadie habla de la trata de personas “K” o “M”. Incluso el narcotráfico generalmente suele ser abordado como un problema que tiene una entidad distinta o por fuera de los partidos políticos, al margen de las connivencias y participaciones que puedan adjudicarse a diversos funcionarios. Vemos entonces que distintos delitos y fenómenos criminales complejos suelen ser pensados de manera “apartidaria”. Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando se trata de discutir la corrupción. Es cierto que, si nos limitamos a los clásicos delitos de corrupción (sobornos, enriquecimiento ilícito, peculado y malversación de caudales públicos, entre otros), por definición se trata de conductas que generalmente deben ser cometidas por funcionarios. Pero este factor no debería teñir necesariamente de un color partidario toda discusión sobre el problema criminal. ...
Mi bitácora. GUILLERMO GENTA