El apoyo que recibió el gobierno en las PASO le permite suponer que se repetirá en las elecciones de octubre, quizás con mayor éxito. Esto lo llevaría a pensar que tendrá la fuerza necesaria para desplazar a la actual Procuradora con preferencias políticas reveladas con relación al gobierno anterior. Hasta ahora las presiones ejercidas sobre Gils Carbó para que renuncie a su cargo no surtieron ningún efecto.
La noticia
"El ministro
de Justicia, Germán Garavano , le preguntaron sobre si debía
dejar su cargo la procuradora General, Alejandra Gils Carbó y su respuesta fue
categórica: "Entiendo que sí".
"El fiscal general es el que tiene que encargarse de perseguir el delito, la corrupción, más allá de las
consideraciones políticas, militantes. La Procuración no ha encarado el combate
de la corrupción, del delito. Ha crecido la cantidad de recursos que se le han
asignado en los últimos cuatro años de forma exponencial, y la cantidad de
personal asignado y eso no se ha visto traducido en resultados ni de cara al
combate del delito ni de la corrupción. Más allá de las cuestiones políticas yo
le hago un fuerte cuestionamiento a la gestión de la procuradora. A esto ahora
se le agregan las investigaciones judiciales, que está siendo investigada por
sus propios fiscales, lo cual genera una situación de crisis institucional que
no recuerdo haya pasado en el país. Yo creo que al menos para defenderse de un
llamado a indagatoria debería pedir licencia. Es muy raro que el procurador sea
llamado a indagatoria y declare en funciones".
Garavano además aseguró que
"perdió la impunidad" con la suspensión por presunto mal desempeño
del camarista federal Eduardo Freiler y advirtió que "nadie está
eximido de rendir cuentas".
"Destacamos la importancia de lo sucedido. Se habilitó el proceso ante un jurado de
enjuiciamiento y esto es un avance hacia la institucionalidad: nadie está
eximido de rendir cuentas. Perdió la impunidad", agregó.
Sobre qué nota le pondría a la Justicia, de 1 a 10, respecto de
las demandas de la sociedad, dijo: "La Justicia argentina tiene un
problema estructural, y es que nunca terminó de pensarse de cara a lo que
brinda a la población, que es solucionar conflictos, y lo que cada vez ha ido
primando más es una mirada política sobre la Justicia, con dos aristas: una
tiene que ver con la inseguridad y la Justicia penal y otra que también es
Justicia penal, pero que tiene que ver con la corrupción y esto lo que ha
generado es que cada vez haya un interés político mayor en ese desenvolvimiento
de la Justicia, lo cual ha llevado a tratar de poner jueces amigos, a tratar de
que la Justicia sea más próxima al poder de turno con el fin de garantizar
impunidad. Como promedio de todo eso, creo que la Justicia está en 4 puntos, no
más de 5, pero básicamente por el esfuerzo de unos jueces que le ponen
todo".
En tanto, fue muy duro con la Justicia Federal a la dijo
que no la aprobaría. "Le pondría un 3 porque en este último tiempo ha
empezado a moverse, le pondría una calificación aún más baja.
Sacando a las personas, hay dificultades estructurales: el tema
de los grandes expedientes todavía en papel, hay dificultades de cultura, de
interferencia política y malas designaciones; eso hace que la Justicia federal
esté en una situación muy muy mala. Está empezando a mejorar, pero aún con una
deuda muy grande con la sociedad: son muy pocos los casos que llegan a juicio
oral, cuando lo hacen llegan muy tarde. Los porcentajes de elevación a juicio,
están más o menos en el 3%".
La Nación
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