"Cayó preso Claudio "El Mono" Minnicelli. La noticia se
podría quedar en la síntesis de que está detenido uno de los prófugos más
buscados, el cuñado de Julio De Vido . Pero
vale la pena ir más allá. Su caída es el derrumbe de uno de los personajes más
iconográficos de aquellos pingüinos que llegaron a Buenos Aires a disfrutar del
dinero fácil, la noche porteña y los negocios impuros. Un hombre que hizo
negocios con la chapa que le daba su cuñado y que manejó millones con la venta
del verde. No dólares, sino el canal sin control en la Aduana.
Las travesuras del Mono aún resuenan
en Río Gallegos. Hijo de un artista reconocido -un centro cultural frente a la
plaza lleva su nombre- y hermano de Alessandra, la actual mujer de De Vido,
aquel personaje de pueblo se convirtió en un influyente del entorno más rancio
del kirchnerismo. Los archivos de los diarios de Santa Cruz conservan los
edictos cuando la Justicia provincial decidió rematar la casa de doña Berta,
madre de Claudio y Alessandra. El juicio se llevó a cabo por deudas contraídas
por El Mono.
Años más tarde, Claudio manejó Canal
2 Producciones, una pieza importante del andamiaje kirchnerista. Aquella
empresa terminó controlada por Rudy Ulloa Igor, ex cadete del estudio jurídico
de los Kirchner. Los tiempos cambiaron para Rudy y el Mono. Años más tarde, el
ex cadete se sentó con Telefónica de España a negociar la compra de Telefe. Un
caso testigo del modelo productivo con inclusión social.
Con la llegada del matrimonio
presidencial a la Casa Rosada hubo un éxodo masivo a Buenos Aires de hombres de
confianza del nuevo Presidente. El Mono fue uno de ellos. Era un pingüino
suelto en Puerto Madero. Noches, modelos, cenas lujosas, viajes, autos y
dinero. Soles patagónicos en la noche porteña.
Facundo De Vido, hijo del ex
ministro; José María Olazagasti, secretario privado de De Vido padre, y Claudio
Uberti, aquel distraído valijero que venía en la comitiva de Guido Antonini Wilson,
eran su grupo chico. Fueron años de sueño cambiado, con un difuso límite entre
el día y la noche. El Mono, Uberti y Francisco Larcher, número dos de la SIDE,
ya tenían un fuerte vínculo de épocas de campaña presidencial. Recorrían la
Patagonia, recorrían pesqueras, mineras, petroleras, en busca de fondos para la
campaña presidencial.
Para 2007, los empleados de aquel
canal santacruceño no tenían el mejor recuerdo de El Mono. "No estaban
pagos los sueldos, había atraso como de tres meses y al Mono se lo veía un fin
de semana en hoteles de lujo en Punta del Este. Y después lo contaba en la
oficina", se quejaba años después un periodista que perteneció a aquella
organización.
En 2007, El Mono se convirtió en una
celebrity. Entonces, se casó con Celina Rucci, popular como pocas por haber
ganado el concurso Bailando por un Sueño, el programa que conduce Marcelo
Tinelli.
Aquella vida de licencias y noche
contrastaba con el bajo perfil que siempre cultivó su cuñado, Julio, y su
hermana, Alessandra. Quizás esa haya sido la razón por la cual los parientes
funcionarios ni siquiera fueron al casamiento de aquellos enamorados. Pero todo
terminó. En 2012, la pareja se divorció en medio de escándalos y acusaciones
cruzadas, al punto que El Mono sufrió un infarto.
Si bien aquella exposición terminó,
lo que jamás se retiró de la vida del ex empresario de medios fue aquella
tarjeta de presentación. Ser el cuñado de De Vido fue la mejor contraseña para
que Minnicelli hiciera de las suyas en el mundo de los negocios gris oscuro que
se concebían cerca del entonces poderoso ministro.
Hizo migas con el entonces secretario
de Transporte, Ricardo Jaime, y algún que otro negocio. Luego recaló en los
pasillos sospechosos de la Aduana. Los despachantes sabían de sus oficios y
varios de los que pertenecían a aquella red aún cobran su envidiable sueldo en
el organismo.
Varias compañías de consumo masivo no
sabían qué papel adjuntar para que les dejaran importar productos. Algunos
grupos empresarios, Indalo, de Cristóbal López, por caso, disfrutaban del verde
para sus trámites. El Mono era un vendedor de los cotizados verdes en la
Aduana."
La Nacion
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