Noticia:
"Lluvia negra kirchnerista" Eduardo van der
Kooy
"La centralidad de Julio
De Vido en la campaña es un incordio para Cristina. Un alivio para Macri y un
bocado para Massa.
Acaba de instalarse un conflicto
cuyas consecuencias exceden el destino de la campaña electoral. La solicitud de
indagatoria, desafuero y detención por el ex ministro Julio De Vido, formulada
por el fiscal Carlos Stornelli, impacta de múltiples maneras sobre el sistema
político y las instituciones. Están bajo la lupa colectiva el Congreso,
la acción de la Justicia y la conducta de los principales líderes políticos.
Aquel conflicto se incrusta como una
cuña en la campaña que ya se desperezó. Aunque habría que esperar su trasiego
para arriesgar los primeros resultados, puede conjeturarse algo. Difícilmente
el escándalo que coloca a De Vido en como eje de la escena modifique de modo
sustancial el núcleo de votantes incondicionales que Cristina Fernández exhibe
en Buenos Aires. Se trata de una adhesión con aparente inmunidad a todo.
En el mismo plano conjetural se
podrían realizar otro par de apreciaciones. La presencia de De Vido en
la campaña activa el pasado de la corrupción kirchnerista. Junto a los
bolsos del ex secretario de Obras Públicas, José López, la ruta del dinero K de
Lázaro Báez y los lavaderos de dinero, con fachada de hoteles, pertenecientes a
la familia Kirchner. Sería una buena noticia para los candidatos de Cambiemos.
Entre otras cosas, porque los alivia frente a la ímproba tarea de explicar las
penurias económicas. El Gobierno posee para aquella tarea manos artesanas.
Elisa Carrió, Graciela Ocaña y hasta María Eugenia Vidal.
Sin embargo, en aquel teatro público,
Cambiemos podría toparse con una competencia vigorosa e inesperada.
Sergio Massa demostró que no está dispuesto a regalarle a Cambiemos la vidriera
con De Vido. De hecho, impulsó maniobras audaces.Promovió su destitución del
Congreso. Un hecho drástico que no depende del pedido de desafuero
ya rechazado por el juez Luis Rodríguez, que entiende la causa por la
desaparición de fondos millonarios para la ejecución de obras, nunca
realizadas, en los Yacimientos Carboníferos de Rio Turbio (YCRT). En verdad, el
diputado de 1País hizo un pedido que cuenta con tres presentaciones anteriores
en Diputados. Todas del oficialismo: de Carrió, del diputado de Santa Cruz, el
radical Eduardo Costa, y de la diputada del PRO, Silvia Lospennato.
También renunció junto con sus
candidatos de 1País a los fueros que conceden la inmunidad de detención. Un
gesto de dudosa consistencia legal. Lo hicieron además algunos
miembros de Cambiemos. La idea de todos consiste en contrastar esa
conducta con la de la ex presidenta: ella va, precisamente, a buscar la
protección frente a las causas de corrupción que la acechan.
Massa cuenta para enrostrar al
kirchnerismo los estragos de la corrupción con protagonistas tan eficientes
como Carrió u Ocaña. Tiene a su lado a Margarita Stolbizer, la diputada del
GEN, hurgadora de los negociados de los Kirchner. Pero dispone un adicional en
otro terreno. Se puede enfocar, sin sufrir recriminaciones, sobre los
problemas económicos. Ha pivoteado en torno a varios de ellos. Aunque
todavía no parece haber dejado en claro un asunto estructural. Como congenia
sus propuestas de coyuntura (por caso, para bajar el precio de los alimentos)
con aspectos del orden macroeconómico que, cualquiera sea el resultado
electoral, Mauricio Macri deberá afrontar luego de octubre. Si es que
conserva el deseo de no consumirse simplemente como un gobierno de transición.
En suma, Massa conserva una
ventaja objetiva sobre Cristina y Cambiemos. No le incomoda
introducirse ni en los debates de la corrupción ni en los asuntos económicos.
Del mismo hándicap dispuso también en las presidenciales del 2015. Pero no le
alcanzó para el salto final. Tal vez por ese motivo el postulante a senador ha
decidido encarar esta campaña como si se tratara de sus orígenes. Insiste que
se trata del único candidato capaz de vencer nuevamente a la ex presidenta. Un
sobrevuelo alrededor del 2013.
A Cristina el escándalo De Vido puede
enrevesarle la campaña discursiva y escénica. El destape sobre el ex
ministro podría convertirse en una lluvia negra, como aquella de Hiroshima.
Quizás insista con el ensayo de equiparar su corrupción con la del macrismo.
Pero se muestra inofensiva y expuesta ante Massa. A Florencio Randazzo lo
espera, ante la posibilidad que el candidato del PJ se ponga salvaje con su
lengua.
El desafío para la ex presidenta
reside en el Congreso. Hasta ahora demostró una enorme capacidad para
disciplinar a los suyos. Pero el propio De Vido representó el año pasado un
punto de inflexiónen su fuerza. Que probablemente la haya inducido a buscar
fueros en Buenos Aires, desentendiéndose del liderazgo nacional. En mayo del
2016 el juez Rodríguez solicitó una autorización al Congreso para allanar un
departamento del ex ministro de Planificación en una causa por enriquecimiento
ilícito. Esa investigación data del 2008. Nueve años. Y sigue.
Diputados demoró dos meses en concederle el permiso. Fue aprobado por 139 votos
a 47. Pero esa decisión no resultó indiferente al kirchnerismo. Veintiséis de
sus legisladores prefirieron ausentarse, antes que exponerse en público
resguardando a De Vido.
Otro desencadenante, al poco tiempo,
fue la escisión en el FPV de los seis diputados del Movimiento
Evita. Esa agrupación social, con raigambre en la Provincia, milita ahora con
Randazzo. Aunque sufrió desgajamientos de último minuto. El ex canciller Jorge
Taiana, uno de sus miembros, está junto a Cristina en la lista bonaerense de
senadores.
También el juez Rodríguez está en
observación como nunca. En ese lugar lo colocó el súbito pedido de Stornelli
contra el ex ministro que con premura se ocupó de desestimar. Aquel hombre de
Comodoro Py, que aterrizó allí envuelto en polémicas, tendría
tiempos y caminos más acotados que tiempo atrás. Puede iniciar el proceso
judicial contra De Vido, como lo permite la Ley de Fueros, sin necesitar el
desafuero. De un modo similar transitó 22 años la causa de Carlos Menem por el
tráfico ilegal de armas a Croacia y Ecuador. Pero el presente no es idéntico a
ese pasado.
La presión social podría incidir en
los comportamientos del Congreso, que son esquivos y cambiantes para abordar
temas críticos. De Vido debería considerar algo: la actual composición de
Diputados sería quizás más favorable para sus intereses de la que alumbraría en
octubre. Por una razón: Cambiemos no existía como tal en el 2013. El PRO ni
siquiera intervino ese año en la elección de Buenos Aires. El oficialismo junta
ahora 82 diputados sobre 257.Hacen falta los dos tercios (171) para disponer
sobre él una hipotética sanción. La destitución, por caso. Claro que
se trata de una proporción que se calcula sobre los legisladores presentes. Eso
podría llevar al kirchnerismo a especular con la ausencia o con el repentino
ingreso al recinto. El costo social sería grande.
Ocurre además otra cuestión. De
Vido nunca ha sido un funcionario y ahora diputado capaz de generar
solidaridades.En el primer caso, porque su reporte directo fue siempre con
Néstor Kirchner. Jamás con Cristina. En el segundo, porque hasta el
ultrakirchnerismo barrunta que el ex ministro representa la Caja de Pandora de
la corrupción de la “década ganada”. Suele tomar distancia prudencial de él.
Los diputados parecen decididos a
correr según la orientación de los vientos. El asunto De Vido los
expone a la exigencia máxima. La semana pasada brindaron indicios de tal
sensibilidad, en épocas de campaña, ante indignación popular por la
inseguridad. Votaron la Ley que limita las excarcelaciones para los delitos
graves. También la libertad condicional y las salidas transitorias para los
condenados por robo con armas, abuso sexual, trata de personas y narcos.
Existe otro debate sobre la seguridad
que es mucho más hermético. Se circunscribe a Macri y a Vidal. Esa
inquietud tampoco está desligada de la campaña. No sólo se han exacerbado las
protestas callejeras. También los intentos de escraches y amenazas anónimas
contra el Presidente y la gobernadora de Buenos Aires. Fue desmontada
en la ESMA una línea telefónica donde se recibían numerosas de esas
intimidaciones.
Vidal resultó abordada en Mar del
Plata, cara a cara, por un hombre con alteración mental que sorteó con
sencillez todas las custodias. Hace tres semanas un automóvil atropelló las
rejas de la Casa Rosada e ingresó. El responsable está ahora detenido en un
neuropsiquiátrico. No fueron episodios de connotaciones políticas. Pero
denunciaron precariedad en el entorno de los dos gobernantes más importantes de
la nación.
El Presidente ha terminado por
aceptar un protocolo más estricto. Aunque atente contra sus hábitos
de informalidad política. Resolvió dejar de improvisar cuando anda de recorrida
por el interior o en la calle. La Casa Militar planifica. La Policia Federal,
Gendarmería y Prefectura controlan sus desplazamientos.
La realidad de Vidal resulta más
compleja. Su custodia cercana la conforman agentes de la ex
policía metropolitana a quienes conoció como vicejefa porteña. Son los
encargados de velar por la seguridad en el predio de la Base Aérea de Morón,
donde vive con sus hijos. El resto de la tarea corresponde a la policía
bonaerense. La misma fuerza que tuvo 2500 bajas y 5 mil sumarios
administrativos desde 2016. Que observa como caen además, por orden de la
mandataria, algunas de sus cajas y privilegios.
Un conflicto evidente de intereses
que atenta contra cualquier certidumbre."
Clarin
Clarin
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