"Jueces y fiscales tendrán información de EE.UU. sobre
Odebrecht. Y habria novedades sobre Gils Carbó, Freiler y Boudou.
Dentro de 48 horas, en Washington,
cuatro jueces y dos fiscales argentinos tendrán acceso a la información reunida
por la Justicia de los Estados Unidos sobre los sobornos pagados en el país por
la constructora brasileña Odebrecht. Conocerán las cifras desembolsadas durante
los gobiernos kirchneristas, que según fuentes directas fueron más que
los 35 millones de dólaresmencionados originalmente. Sabrán qué
intermediarios hicieron los pagos y qué funcionarios los cobraron.
Los datos son resultado del acuerdo
que Odebrecht hizo con la Fiscalía General de los EE.UU..Y serán dados a jueces
y fiscales argentinos bajo el estricto compromiso de mantenerlos en
secreto y sólo utilizarlos para avanzar en las causas que tienen
abiertas acá..
La Justicia norteamericana aportará
datos para causas en trámite, en una extensión de la letra dura del convenio
bilateral de información judicial firmado en 1992, que no lo contempla de
manera expresa. La negociación para lograrlo fue llevada adelante por el
ministro de Justicia, Germán Garavano, en un viaje semanas atrás a Washington.
Allí se reunió con el fiscal general y jefe del Departamento de Justicia, Jeff
Sessions, y con el agregado jurídico del FBI en la Argentina, Paul Bingham,
entre otros funcionarios.
Como parte de ese acuerdo, que
expresa la decisión de los dos gobiernos de avanzar en el esclarecimiento y
sanción de esos fabulosos sobornos transnacionales, Garavano consiguió que la
Oficina Anticorrupción participe junto a los jueces y fiscales de esa reunión
de Washington. Allí estará Ignacio Irigaray, segundo de Laura Alonso y Director
de Investigaciones de la OA. El Gobierno buscó así tener información de primera
mano y ponerse a cubierto de la manipulación política y mediática de
los datos a recibir. La cuestión es que no termine siendo el Gobierno quien se
vea tentado a ejecutar tal manipulación.
La presencia de Irigaray y la
supuesta convivencia improcedente de dos poderes, la Justicia y el Gobierno,
fue la válvula que usaron los jueces y fiscales para dejar trascender su malestar
por el viaje. Hubo cierta resistencia sorda, debida ya al poderoso
lobbyde Odebrecht en los tribunales, o a la cercanía de varios de los
viajeros con el sistema de protección de Cristina Kirchner. El
viaje judicial a Washington es, en sí mismo, una mala noticia para
la ex Presidenta y en especial para Julio De Vido, crecientemente acorralado
por su papel central en el sistema de corrupción kirchnerista.
Los jueces que viajan son Daniel
Rafecas, Sebastián Casanello, Marcelo Martínez de Giorgi y Sebastián Ramos. Con
ellos irán el fiscal federal Franco Picardi y el fiscal de Investigaciones
Administrativas Sergio Rodríguez. Estos dos últimos son subordinados
políticos, no sólo funcionales, de la procuradora general Alejandra Gils
Carbó. Los jueces Rafecas y Casanello han sido señalados por su favoritismo hacia
Cristina Kirchner en causas como la denuncia del fiscal Nisman por el caso AMIA
y la llamada ruta del dinero K.
El presidente Mauricio Macri ha
reclamado toda la celeridad posible para develar los secretos de la corrupción
de Odebrecht. Pretende que sus funcionarios actúen de manera diametralmente
opuesta a Gils Carbó, quien teniendo recursos a mano para acceder a esa
información prefirió no utilizarlos Quizás Macri haga esto en la seguridad de
que nadie de su gobierno ni de su familia –puntualmente su
primo Angelo Calcaterra, que acaba de vender la constructora IECSA- figurarán
en esos papeles secretos. Es algo que está por verse.
En este contexto, el viaje de jueces
y fiscales a Estados Unidos, facilitado –si no forzado- por las gestiones de
Garavano, son un capítulo visible del zamarreo que el Gobierno parece decidido
a dar sobre la parsimonia judicial.
La llegada de Macri a la presidencia
precedió a varios meses de mucho jaleo en los expedientes de corrupción.
Después, cuando el nuevo gobierno perdió el impulso inicial enredado
en cuestiones económicas y sociales que no pudo o no supo resolver, salvo
excepciones la Justicia bajó dos cambios y comenzó a marchar a ritmo lento.
Quizás esperan ver cómo se acomodan finalmente las cargas políticas y qué
poder conservará Macri después de las elecciones de este año.
En el último tiempo se produjo un
llamativo agrupamiento de la justicia federal. La mayoría de los magistrados de
ese fuero estratégico integró la flamante Asociación de Jueces Federales, que
conduce políticamente Ariel Lijo y cuenta con inspiración directa del
presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. La AJUFE, que puede verse
como una respuesta corporativa a la presión política y social sobre la
Justicia, se presentó en sociedad postulando una lucha más eficaz contra la
corrupción.
Por su lado, los fiscales que no
obedecen órdenes políticas de Gils Carbó siguieron empujando las causas. Ya
fuera por conveniencia política de circunstancia o por convicción profunda, el
hecho es que hubo una reactivación de expedientes que estaban
algo dormidos. Son buenas noticias para el Gobierno en el año electoral.
A la vez, sin demasiado aspaviento,
la Casa Rosada dio en los últimos tiempos algunos pasos hacia la depuración
judicialprometida en la campaña electoral de hace dos años. Con todo, sigue
siendo esta una tarea notablemente atrasada.
El punto de mira está puesto en el
Consejo de la Magistratura. El martes pasado la Cámara en lo Contencioso
Administrativo confirmó que un consejero ultra K, el senador Ruperto
Godoy, no puede integrar ese cuerpo porque no es abogado como
ordena la ley. Si el fallo queda firme, porque los camaristas rechazan la
segura apelación para ir a la Corte, Godoy deberá dejar su puesto.
Mientras se procede a su reemplazo,
decisión que corresponde al bloque peronista del Senado que comanda Miguel
Pichetto, en la Magistratura quedarían 12 miembros. Eso baja a ocho
votos el número necesario para tener dos tercios, en lugar de los nueve que
hacen falta hoy, con 13 miembros. El oficialismo fracasó más de una vez en el
intento de llegar a esos dos tercios, necesarios por ejemplo para suspender y
enjuiciar al camarista federal Eduardo Freiler. Sin Godoy, podría hacerlo. Así,
el cambio en la Magistratura tendría un doble efecto. El
senador Godoy culmina su mandato en diciembre, pero el Gobierno quiere apurar
su remoción. La elección es en octubre.
Freiler, que no resiste una
investigación somera sobre su situación patrimonial, sigue todavía en el cargo.
Podría decirse que la defensa cerrada que le proporciona el
kirchnerismo en la Magistratura es el premio por haber rechazado dos
veces abrir la denuncia de Nisman contra Cristina por el pacto con Irán. Pero
al parecer Freiler debería dar nuevas pruebas de amor para que
esa protección se mantenga.
Fuentes judiciales
de Comodoro Py aseguran que el camarista estaría muy activo tratando de
convencer a su compañero de sala Jorge Ballestero para quitarle al juez Claudio
Bonadio la causa Los Sauces. Allí, Cristina y sus hijos Máximo y Florencia
están procesados por asociación ilícita, como jefes de una banda de
lavado de dinero. Al parecer, la preocupación urgente de los Kirchner sería
levantar el embargo que Bonadio dictó sobre todos sus bienes
registrados. Hoy Cristina y su familia sólo pueden disponer legalmente de
la pensión de ella como ex Presidenta y del sueldo de Máximo como diputado.
El Gobierno confía también en que las
causas judiciales que involucran a Gils Carbó avancen para facilitar su
desplazamientoa través del Congreso. El periodista Ricardo Roa informó
en Clarín, días atrás, que el juez Julián Ercolini pronto podría
citarla a indagatoria por el caso de corrupción en la compra de
edificiospara el organismo que dirige. Y hay otra causa que la
comprometería, en la que está denunciada por proteger a Lázaro Báez. Esta
investigación ya derivó en el procesamiento de un subordinado suyo, el fiscal
Carlos Gonella, y en el desplazamiento de la causa de otro, Juan Pedro Zoni.
Pero nada igualaría, en términos de
impacto público, el eventual comienzo del juicio oral por el escándalo
Ciccone, donde el principal acusado es el ex vicepresidente Amado Boudou.
En estos días hubo novedades. El hábil abogado Maximiliano Rusconi renunció a
la defensa del empresario Nicolás Ciccone. El fiscal general Marcelo Colombo
pidió más tiempo para presentar testigos y pruebas. El Tribunal Oral le dio
diez días, pero a la vez decidió suspender las dos semanas de feria
judicial que empiezan el lunes 17, para acelerar los tiempos.
Si se dan los plazos con los que
sueña el Gobierno, quizás en setiembre Boudou deba sentarse en
el banquillo para responder ante la Justicia por su maniobra más bochornosa.
Sería un mes antes de las elecciones.
Que parezca un accidente."Clarin
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