Investigación: "Sin grieta: la opacidad unifica a las fundaciones de los políticos" por Alejandro Rebossio
"La mayoría de las fundaciones creadas por las principales figuras
o partidos políticos ocultan la información sobre las donaciones que reciben.
Amparados en una ley que no los
obliga a detallarlas públicamente, no informan quiénes les dan dinero, ni
cuánto reciben de cada uno de esos aportantes. La sciolista Fundación Dar nunca
presentó un balance ante la Inspección General de Justicia (IGJ) y las del
PRO, Pensar y Suma, apenas dieron algunos nombres en sus resultados contables
de 2013 a 2015.
Sólo una fundación del partido gobernante, Formar, detalló el
flujo de dinero que recibe de empresas, cámaras y personas, según surge de la
documentación solicitada por Chequeado ante la IGJ y obtenida para esta
investigación. Y de esa información surgen múltiples zonas oscuras, cuestionables o
que podrían llegar a ser ilegales.
Empresas públicas y proveedores del Gobierno de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires donaron
entre 2013 y 2015 fondos a Formar, que preside y presidía Guillermo
Dietrich, actual ministro de Transporte de la Nación y entonces subsecretario
de Transporte porteño, y que estaba y está dirigida por una mayoría de
funcionarios porteños que antes respondían a Mauricio Macri y ahora a Horacio
Rodríguez Larreta. El Banco Ciudad fue el tercer mayor donante de la fundación en
aquel período, con unos $105 mil pesos de aquel tiempo, equivalentes a
US$15.085 de entonces, según el tipo de cambio promedio del año del cierre de
cada ejercicio. En 2013, el banco estaba presidido por Federico Sturzenegger,
actual jefe del Banco Central, y en 2014 y 2015 por el hoy ministro de
Interior, Rogelio Frigerio.
Empresas públicas y proveedores de la Ciudad donaron entre 2013 y
2015 fondos a la fundación Formar de Guillermo Dietrich.
De una lista de 403 donantes, la empresa Subterráneos de
Buenos Aires SE (Sbase) ocupó el puesto 52º, con $40 mil, equivalentes a 4.319
dólares. Sbase es dueña de la red concesionada a Metrovías y se
encarga de las obras de extensión del subte. Entre 2010 y 2016 estaba presidida
por Juan Pablo Piccardo. En la posición 98º figuró la empresa Autopistas Urbanas SA (AUSA),
con $20 mil, equivalentes a 2.159 dólares. En 2015, cuando se
desembolsó ese dinero, su presidente era Darío Sarquis, actual gerente general
del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa).
No se trata de cifras siderales como las que se decía que costaba
una campaña presidencial en 2015: $1.000 millones. Eso sí: la ley impedía que
se erogaran más de 250 millones de pesos. La presidenta de Transparencia
Internacional, Delia Ferreira Rubio, explicó a este medio con claridad: “De
acuerdo con la norma vigente, los partidos o alianzas sólo pueden recibir fondos públicos y
aportes de personas físicas para las campañas electorales. La Ley de Financiamiento de los Partidos Políticos prohíbe
que, dentro y fuera de la campaña, las agrupaciones reciban contribuciones de
empresas concesionarias de servicios u obras públicas, así como las que
exploten juegos de azar. Cuando se trata de financiar campañas electorales, la
ley prohíbe todo aporte de personas jurídicas (compañías, organizaciones),
aunque pueden hacerlo fuera del período electoral. En cambio, los aportes a fundaciones de
cualquier clase están regulados por la ley de fundaciones y
no están alcanzados por la ley de financiamiento de los partidos”.
Por eso, a pesar de que sus estatutos y balances dan cuenta de
tareas de formación política y actividades solidarias, las fundaciones de políticos
estuvieron sospechadas de contribuir con la campaña presidencial en la que se
enfrentaron Macri, Daniel Scioli y Sergio Massa, según los
testimonios que en off the record dieron los propios recaudadores de
sus partidos al equipo de investigación de Chequeado.
Tres fundaciones están ligadas a los máximos líderes del PRO: Pensar, que preside
el ministro de Producción de la Nación, Francisco Cabrera; Suma, que conducía
la actual vicepresidenta de la Nación y ex senadora por el PRO, Gabriela
Michetti; y Formar. Pensar declaró que recibió entre 2013 y 2015 ingresos por 11,5
millones de pesos. Formar, por $6 millones; y Suma, por 5,9 millones de pesos.
Todos estos datos surgen de los balances que las tres fundaciones
presentaron fuera del tiempo legal estipulado por la IGJ, recién en 2016,
cuando el kirchnerismo dejó de gobernar. Aún no proporcionaron los
correspondientes al año pasado. Las sociedades deben acercar sus balances a la IGJ en los cuatro
meses y medio
posteriores al cierre del ejercicio. Si incumplen, deberían
recibir multas y hasta se les podría quitar la personería jurídica, siempre de
acuerdo con la gravedad del hecho.
De las tres fundaciones del PRO, sólo una, Formar, informó uno por
uno los CUIT (no los nombres) de sus donantes y lo hizo a partir de un pedido
de la jefa del Departamento de Control Contable de Entidades Civiles de la IGJ,
Catalina Dembitzky. Ante la misma requisitoria de esta funcionaria, Pensar sólo
detalló la identidad de los donantes que aportaron el 25% de los fondos en 2014
y el 15% en 2015, pero ninguno de 2013. Suma, que comenzó a operar en 2014,
informó ese año, sin que se lo pidiera la IGJ, el nombre de sus aportantes,
pero en 2015 no lo hizo pese a la solicitud de Dembitzky.
Pero, al menos, los políticos del PRO presentaron balances ante
las autoridades. La Fundación Dar, que preside José Scioli, hermano del ahora
diputado nacional por Unidad Ciudadana Daniel Scioli, nunca presentó siquiera
uno. Tampoco cumplió con la obligación de informar sus
autoridades. Aquella fundación alquilaba oficinas del Banco de la Provincia de
Buenos Aires, cuando Daniel Scioli era su gobernador. Consultado por Chequeado, un
asesor del hoy diputado de Unidad Ciudadana se limitó a responder: “Él no tiene
ninguna fundación”. Sin embargo, tras su derrota de 2015 había prometido dedicarse a ella. José Scioli tampoco
respondió las consultas.
La Fundación Dar, que preside el
hermano de Daniel Scioli, nunca presentó un balance.
Luego de dejar la Casa Rosada, la ex presidenta Cristina
Fernández de Kirchner fundó el Instituto Patria.
Esta asociación civil consiguió la personería jurídica el 16 de agosto
de 2016. Cumplió con la obligación de informar a la IGJ quiénes son sus
autoridades -Fernández de Kirchner es la presidenta honoraria- y aún no ha tenido que presentar
el primer balance. Su estatuto establece que sólo recibe
donaciones de individuos y de hasta $24 mil anuales. Su vocero asegura que
recibe en total alrededor de $200 mil por mes, es decir, unos $2,4 millones por
año.
Cuando Massa dejó el kirchnerismo en
2013 se acercó a la Fundación
Metropolitana y a su presidente, el ex senador por el
Frepaso Pedro Del Piero. Pero en el massismo niegan vínculos con cualquier fundación, incluida
ésta, que tiene como vicepresidente al kirchnerista Arnaldo
Bocco, ex director del Banco Central.
De este breve repaso puede concluirse
que la Fundación Formar, la de
Dietrich, es la más transparente de las relevadas, pero expertos en
financiamiento político advierten conflictos de interés por
las donaciones de empresas públicas y proveedores.
“La ley de ética pública nacional, de
1999, y la de la ciudad, de 2015, son tan generales que en este caso no hay
delito en términos de la primera ni falta grave en términos de la segunda, pero
sí merece una condena ética porque
hay un conflicto de interés que el gobierno debería reconocer para prevenir
posibles delitos”, señaló el director de Transparencia y Lucha
contra la Corrupción de Poder Ciudadano, el abogado Germán Emanuele. Su colega
Marcelo Giullitti, de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ),
reconoció que “hay conflictos de interés, que es algo que no está prohibido
porque el marco normativo es difuso, pero habría que ver si las donaciones se produjeron en tiempos de
campaña electoral, con lo que podría haber un fraude a la Ley
de Financiamiento de los Partidos Políticos, o justo cuando los proveedores recibieron algún contrato de la
Ciudad, con lo que podría sospecharse de sobornos”.
“No hay delito en términos de la ley de
ética pública nacional y la porteña, pero merece una condena ética porque hay
conflictos de interés que se deberían reconocer para prevenir otros delitos”.
Entre los diez principales aportantes de
Formar figuran diversos contratistas de la Ciudad: Friends Food, firma de catering que abastece
hospitales, escuelas y colonias de vacaciones que pertenece a Rubén Forastiero,
ex presidente del club Argentinos Juniors (ver este primer documento y este segundo); la constructora Lanusse, que preside Fernando Lanusse
y ha hecho diversas obras como la Villa Olímpica; su competidora Planobra, de
Patricio Farcuh, el dueño de OCA que ha participado de diversos proyectos, como
el mantenimiento del Metrobus, junto con SES SA, la firma del amigo
presidencial Nicolás Caputo (ver este primer documento y este segundo); y Mejoramiento Hospitalario, que dirige Mariana
Gómez y que ha mantenido y remodelado diversos centros de salud porteños (ver este primer documento, este segundo, este tercero y este cuarto).
Del puesto 11º al 20º aparecen otros
proveedores: SES SA, que ha
hecho obras como las remodelaciones de los hospitales Ramos Mejía y Moyano (ver este primer y este segundo documento); Bricons, que preside Mario Raspagliesi y construyó
parte del Metrobus, comisarías y escuelas; Teylem, compañía de Víctor Lusardi que se ha
encargado desde el catering de hospitales hasta la instalación de los
contenedores verdes; CRIBA, de los Tarasido, que ha construido la Casa
de Gobierno en Parque Patricios y el Centro de Exposiciones; Mejores Hospitales,
de la misma familia, que ha remodelado el de niños Ricardo Gutiérrez; Mantelectric,
de Carlos Pérez San Martín, que se ocupa desde el mantenimiento de centros de
salud hasta el alumbrado público y la instalación de semáforos en el piso para
que los vean los peatones adictos al celular; Siderum, que dirige Fabián Rodríguez y abastece de
comida a escuelas y colonias de vacaciones; y Arkino, que se dedica al mismo negocio y lidera
Manuel Martin.
Consultado por este medio sobre las
donaciones, el vocero de Dietrich respondió: “Todo está presentado a la IGJ y no hay ninguna actividad que se
haya realizado por fuera de lo que la ley permite”. Giullitti,
de ACIJ, comentó: “Habría que ver si las empresas públicas donaban también a
otras fundaciones, incluidas las de otros partidos, pero como esa información
no la tenemos no podemos saberlo”.
Sobre los aportes del Banco Ciudad, el
portavoz de Frigerio contestó que durante sus dos años de gestión allí apoyó a
“diferentes ONG”, tanto políticas como sociales, de salud y educación, como
Fundaleu, Caritas, INECO, Red Solidaria y hasta la Fundación Octubre, del
Sindicato de Trabajadores de Edificios (Suterh), que conduce el kirchnerista
Víctor Santa María. El vocero de Sturzenegger lo deslindó de responsabilidad:
“Fue algo que se realizó en y desde el Banco Ciudad, no fue un tema personal de
él”.
Sobre la contribución de AUSA en 2015,
el vocero de la empresa prometió: “Averiguo y te digo, pero el presidente
entonces era Sarquís”. Pero no precisó más. Consultada la secretaria de
Sarquis, respondió que era AUSA la que debía contestar. Acerca del aporte de
Sbase de aquel año, su ex presidente Piccardo contestó: “No estaba al tanto de
una donación de ese tipo. Me dicen en Subte que fue una por mesa corporativa en
un evento. Entiendo que no es una donación”. Cuando se le contó que Formar lo
había contabilizado como tal, replicó: “En Subte figura de otra forma”.
Además de Dietrich, otros políticos del PRO
integraban el consejo de administración de Formar en tiempos de las donaciones
analizadas: Felipe
Miguel, actual jefe de Gabinete porteño que asesoraba a su antecesor en el
cargo, Rodríguez Larreta, entre 2011 y 2015; Jorge Lucchesi, presidente de la
Junta Comunal 15; Santiago Lucero Torres, director de Planificación del
Ministerio de Defensa desde 2016 y ex coordinador general de la Agencia de
Control Gubernamental de la Ciudad; Franco Moccia, ministro de Desarrollo
Urbano y Transporte capitalino, que antes fuera subsecretario de Planeamiento y
Control de Gestión hasta 2015; y Gabriel Astarloa, procurador General del
distrito donde hasta hace dos años era director General de Concesiones.
Otros donantes importantes de Formar fueron la
agrícola Bañado del Salado y su casa matriz, Adecoagro, la empresa que conduce Mariano Bosch
y en la que el multimillonario húngaro-estadounidense George Soros era
accionista hasta agosto pasado. Figuran, además, la Cámara de Concesionarios de
Servicios de Comedores y la de Empresas de Control y Administración de Infracciones de
Tránsito; el gerente de Planeamiento del Banco Comafi, Pablo Pochat;
la fabricante de cuadernos Ángel Estrada, de los Agárdy; y el grupo
financiero Fiorito,
de la familia homónima que era dueña del Banco Quilmes y que ahora busca
quedarse con el Finansur, del empresario y ex dueño del Grupo Indalo, Cristóbal
López.
Los donantes de Pensar, la fundación emblema
del macrismo que dirigía el actual secretario de Comercio de la Nación, Miguel
Braun, apenas se conocen. De los nombres revelados en sus balances de 2014 y 2015,
a la cabeza aparece una de las empresas nacionales que dejó de fabricar
notebooks en la Argentina y comenzó a importarlas por la eliminación de
aranceles, Air
SRL, de la familia Airoldi; Despegar, uno de los unicornios que tanto admira
Macri y que fundó Roberto Souviron; Vod Argentina, la razón social de Qubit, el
Netflix argentino que creó Mariano Primavera; el estudio de abogados Bruchou, Fernández Madero &
Lombardi (BFML), que también aportó a Formar; OSDE, la
prepaga que conduce Tomás Sánchez de Bustamante; y Minera Alumbrera,
de la suiza Glencore. Después están otras dos ex fabricantes de computadoras
portátiles: Exo,
que preside Luis Szychowski, y PC Arts, la empresa de Carlos Suaya dueña de la
marca Banghó. También figuran IRSA, el grupo de shoppings, campos y banca de
Eduardo Elsztain; y Establecimiento El Orden, otra empresa de
Adecoagro.
Entre las autoridades de Pensar están
destacados funcionarios de la Nación: Michetti; el jefe de Gabinete de
Ministros, Marcos Peña; los ministros Sergio Bergman y Jorge Triaca; el titular
del Sistema de Medios Públicos, Hernán Lombardi; y el secretario de Seguridad,
Eugenio Burzaco. También están Rodríguez Larreta y su vicejefe, Diego Santilli;
la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; los senadores por Cambiemos,
Esteban Bullrich y Federico Pinedo; Sturzenegger y el constructor Caputo.
De Suma, la fundación que presidía Michetti
hasta abril pasado, sólo está disponible al público el
detalle completo de los donantes de 2014. Aquel año su mayor sostén fue el banco español Santander Río.
Lo siguieron la petrolera Pan American Energy (PAE, cuyo 60% es de la
británica BP, 20% de la china CNOOC y 20% de la familia Bulgheroni); la Fundación Banco Macro,
entidad de los Brito; OPM Inmobiliaria, que opera con el nombre
comercial Rukán y pertenece al fondo Pegasus, que a su vez era propiedad del
ahora vicejefe de Gabinete de la Nación, Mario Quintana; Farmacity,
empresa en la que Quintana redujo su participación accionaria; Banco Comafi y
la sociedad financiera Fliacer Participaciones, ambos de la familia
Cerviño; y el Banco Galicia, de los Escasany, Ayerza y Braun.
Michetti dejó la presidencia de Suma apenas
después de que el juez federal Ariel Lijo la
sobreseyera en
abril pasado en la causa por el origen de los US$50 mil dólares que pertenecían
a la fundación y que le robaron de su casa días antes de asumir como
vicepresidenta de la Nación. En el mismo fallo, Lijo archivó la investigación sobre el funcionamiento de Suma y
otras cuatro fundaciones de políticos del PRO (Formar, Fundar, Creer y Crecer y
Pericles), porque “no se verificó ningún hecho delictivo”. Los
otros directivos de Suma eran hasta abril Frigerio; Pinedo; el diputado
nacional por Cambiemos y ex ministro de Seguridad porteño, Guillermo
Montenegro; y la directora del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom),
Silvana Giudici. Desde entonces, la fundación quedó en manos de personas sin
cargos políticos, como su nueva presidenta, Karen Zeolla.
El juez Ariel Lijo archivó la
investigación sobre Suma y otras cuatro fundaciones de políticos del PRO.
En 2015, cuatro ONG especializadas en
transparencia política, Poder Ciudadano, ACIJ, la Asociación por los Derechos
Civiles (ADC) y la Fundación Directorio Legislativo, propusieron 12 reformas y advirtieron que “el
financiamiento de los partidos carece de los controles debidos” y “en general
se desconoce de dónde surgen los aportes que sostienen” las campañas.
A la luz de los datos, el reclamo continúa vigente.
Esta investigación contó con la
colaboración de Manuel Tarricone (@ManuelTarricone), periodista de la Redacción
de Chequeado.
Este artículo forma parte del proyecto “Chequeado
Investigación: Etapa II”, que cuenta con la participación del periodista de
La Nación Hugo Alconada Mon como codirector de la iniciativa junto con la
directora de este medio, Laura Zommer. En 2017 se publicará una decena de
producciones en el sitio especial “Chequeado Investigación”.
Todas estas piezas son financiadas por Chequeado gracias al apoyo de Open
Society Foundations (OSF).
Chequeado
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