Noticia: "Lijo, un fanático de Boca y de los canarios que supo acumular poder entre los jueces federales"
“El juez más político de todos quedó
en el centro de escena: al igual que en 2014 cuando firmó el procesamiento de
quien era el entonces vicepresidente, Ariel Lijo pateó el tablero ayer
por la mañana y ordenó el arresto
de Amado Boudou. Era una detención ansiada en distintos sectores, pero
el fallo llegó en un contexto enrarecido donde ha quedado en el centro de la
escena el funcionamiento de Comodoro
Py y su modo de acelerar o desactivar causas.
Si
algo ha sabido demostrar Lijo en sus años como juez federal es su cintura
política. Pero en los últimos tiempos tiene que hacer más esfuerzos que nunca
en su rol de equilibrista, en medio de una andanada de críticas que lo pusieron en el ojo de la tormenta del Consejo de la
Magistratura y, en particular, de Elisa Carrió.
De
hecho, Carrió celebró la detención de Boudou pero disparando
contra el magistrado por su “oportunismo judicial”: “¿Cómo se
defiende Lijo? Deteniéndolo, lo que tendría que haber hecho hace mucho tiempo
porque las pruebas estaban hace mucho”, apuntó.
Hincha
fanático de Boca y oriundo de Sarandi, Lijo (49 años) asumió como juez federal
en 2004, en el primer concurso del Consejo de la Magistratura. Venía de ser
secretario de una camarista fallecida, Luisa Riva Aramayo, una
jueza que entendía muy bien la política de la década menemista. Procesó a María
Julia Alsogaray, investigó el caso Siemens y entendió en la causa del
encubrimiento de AMIA hasta que lo apartaron. Además sobreseyó a la
vicepresidenta Gabriela Michetti por la plata robada en su
casa e instruye la causa del Correo contra Mauricio Macri.
Por
estos días, Lijo está enojado. Lo critican colegas y periodistas que antes lo
tenían como fuente. Los que lo conocen dicen que paga el costo de ser uno de
los jueces más poderosos de Comodoro Py, por su relación directa con el
presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. Pero también
por no haber forzado la renuncia de Eduardo Freiler, el camarista que sería destituido en dos
semanas con acusaciones de mal desempeño y enriquecimiento ilícito.
Una
de las últimas embestidas en su contra fue el vínculo societario que se ponderó
entre Freiler y Alfredo Lijo, el hermano del juez y al que Carrió acusó
de ser el operador del Julio De Vido. Con De Vido, el único vínculo que
Lijo asume es su pasión por los canarios, un hobby que heredó de su padre y que
lo llevó a ser juez en la Federación Ornitológica Argentina.
La
frutilla del postre fue el resultado de una auditoría que lo acusaban de
cajonear causas. En marzo a Lijo le habían conseguido certificar el
funcionamiento de su juzgado con la norma ISO en calidad de gestión,
en una ceremonia de la que participó el presidente de la Cámara Federal, Martín Irurzun, autor del voto clave que
activó arrestos de ex funcionarios K.”
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