"Pocos casos como el de Skanska, una empresa sueca que pagó
sobornos a funcionarios K para hacer gasoductos, ejemplifican los vaivenes
político-judiciales que promueven la impunidaden nuestro país. Y abren las
puertas a que se puedan repetir.
Cuando hace once años, Diario Perfil reveló este escándalo, ningún
otro medio colega se hizo eco de la investigación iniciada aquí por el
periodista Carlos Russo. Nin-gu-no. Kirchner era en esos tiempos alto,
rubio, de ojos celestes y, al parecer, honesto.
En esa averiguación inicial, encarada por el juez Penal Económico
Javier López Biscayart, quedaban claros los pagos de comisiones, admitidas
dentro de Skanska a través de comunicaciones internas y de un audio que un
directivo grabó.
La causa pasó al fuero federal. Primero la tramitó el exjuez
Montenegro. Al irse como funcionario PRO, su juzgado recayó en Oyarbide. Ay.
Empantanó y absolvió a todos con la venia de la sala I de la Cámara Federal:
Freiler, Ballestero y Farah. Más ay. Algo peor: esa cámara anuló el valor
jurídico de la prueba crucial del audio donde un directivo de la empresa decía
cuánto, cómo y a quién se pagaron las coimas. El fiscal Moldes no apeló las
absoluciones ni la nulidad del audio incriminatorio. Siguen los "ay".
El entonces fiscal de Investigaciones Administrativas, Manuel
Garrido, (que criticó a los “ahora héroes de cartón” por su inacción) recurrió
a Casación y el caso terminó en la Corte Suprema, que validó la prueba.
Hace unas horas, el juez
Casanello procesó por este caso a De Vido y parte de su banda. Si el
periodismo y la justicia cumplieran con su labor en tiempo y forma, acaso otro
sería el cantar. No está mal recordarlo en estos tiempos. Sí, precisamente en
estos tiempos."
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