Nota de opinión: "Estiman que el 80% de las campañas políticas se financian en negro" por Jorge Liotti
MAR
DEL PLATA.- Financiación en negro, corrupción y narcotráfico fueron algunos de
los términos que se escucharon en un intenso debate sobre los costos de la
política en la Argentina del que participaron legisladores, jueces, empresarios
y sindicalistas convocados con ese fin a un almuerzo reservado durante el
Coloquio de IDEA. La convocatoria, impulsada por el Cippec, Poder Ciudadano y
la Red de Acción Política (RAP), fue una de las novedades que incorporó la
nueva conducción de IDEA para abordar un tópico que genera inquietud en los
hombres de negocios y apunta a ampliar el abanico temático que se trata en el
evento.
Un
grupo de legisladores aprovechó la ocasión para presentar un documento
elaborado en colaboración con las tres ONG impulsoras de la discusión.
Se
trata del borrador de un proyecto de ley que apunta a seis problemáticas
específicas: la falta de equidad en la competencia electoral, la falta de
transparencia y rendición de cuentas y la falta de incentivos y de marcos de
integralidad. A ello se suman un bajo compromiso de los medios de comunicación,
riesgos de la captura por los sectores de poder y conflictos entre normas
nacionales y provinciales.
Un
representante del Poder Ejecutivo planteó que esa iniciativa coincide en un 95%
con la propuesta que el Gobierno empezó a promover en la primera mitad del año
y que luego dejó en suspenso ante el inicio de la campaña.
Allí
proponía la bancarización de todos los aportes y la habilitación de los aportes
privados hasta un 2% del total recaudado. Pero, básicamente, mencionaba la
necesidad de instrumentar un sistema de control de gastos en tiempo real
(admiten que los actuales reportes poscampaña "son un dibujo") y de
regular la publicidad oficial. Incluso propone extender el período de campaña.
Quedó
flotando en la audiencia, de más de un centenar de personas, que el próximo año
se retomará la discusión sobre el capítulo más controvertido de la reforma
política que fracasó en el Senado el año pasado (y que de hecho fue excluido en
el texto final): los modos de financiación de las campañas.
Entre
las propuestas emergieron declaraciones descarnadas de los distintos
participantes. Uno de ellos, del oficialismo, dijo de viva voz que existe un
consenso implícito en la Argentina "de que el 80% de la financiación de
las campañas es en negro". Una integrante de una de las ONG les puso un
valor formal a las presidenciales de 2015: US$ 25 millones de dólares. "La
campaña vale más, tenemos que sincerarlo", reconoció.
Cuando
el debate empezó a tomar temperatura, un empresario generó algún nerviosismo al
decir de viva voz: "Cada vez los políticos gastan más plata porque tienen
cada vez menos gestión. Como no les alcanzan los aportes formales, apelan a la
corrupción". La incomodidad se percibió en uno de los organizadores del
evento, quien reflexionó: "No podemos invitar a los políticos y después
tratarlos de corruptos".
El
tema logró una insólita coincidencia empresarial-sindical.
Uno
de los máximos representantes de la CGT tomó la posta y ejemplificó lo que se
podría hacer en materia de sanidad con los recursos que se gastan en la
campaña. E inmediatamente, introdujo un tema tabú, al hablar de "las
sospechas de que la plata del narcotráfico termina en las campañas".
Tras
el postre quedó flotando en el ambiente una sensación dual. Por un lado, la
satisfacción por haber incorporado el tema a la agenda del coloquio y haber
logrado una buena participación de todos los estamentos involucrados.
Por
el otro, una aún marcada cuota de escepticismo sobre la posibilidad de cambiar
lo que se considera una consolidada cultura de la financiación ilegal, más allá
de la adecuación que se intente de las normas.
La Nación
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