Nota de opinión: "Los arrepentidos del Lava Jato apuntaron hacia De Vido y Baratta" por Hugo Alconada Mon
"Pagos indebidos", "recursos indebidos",
"valores indebidos", "ventajas indebidas" o "ajustes
indebidos". Una y otra vez, los documentos judiciales brasileños del Lava
Jato consignan eufemismos, pero son elocuentes. Con nombre y apellido, los
arrepentidos de la constructora Odebrecht acusan al entonces ministro Julio De
Vido y a su lugarteniente Roberto Baratta.
De Vido y Baratta pasan ahora sus días en sus celdas. Pero durante
más de una década fueron, según esos documentos brasileños, "dos de los
funcionarios más poderosos del gobierno kirchnerista". Así los
caracterizan los arrepentidos, que tampoco dudaron en señalar a un
intermediario en particular: el lobbista Jorge "Corcho" Rodríguez.
Una y otra vez, también, los arrepentidos del gigante Odebrecht
expusieron cómo habría sido la operatoria delictual. Primero, el reparto de la
obra pública, coordinada por el entonces presidente de la Cámara Argentina de
la Construcción, Carlos Wagner, y la supuesta connivencia de otras firmas
locales, como Iecsa, Benito Roggio o BTU. Segundo, la contratación de
lobbistas, como el "Corcho" Rodríguez. Y, antes y después, el presunto
pago de sobornos. "En especie", a veces, y a veces mediante
transferencias a "cuentas en el exterior".
De Vido aparece mencionado por uno de los testigos protegidos como
protagonista de dos reuniones para definir un proyecto de extensión de las
redes troncales de gas, y por otro como receptor de sobornos por una operatoria
de Electroingeniería con Transener.
Consultados por LA NACION durante los últimos
meses, tanto De Vido como Baratta, Wagner y Rodríguez siempre negaron cualquier
conducta ilícita, al igual que todas las empresas contra las que apuntó
Odebrecht como parte de un sistema cartelizado de reparto de obras públicas con
sobreprecios.
Esos documentos -a los que accedió LA NACION como
parte de la "Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas", que
lidera el portal peruano IDL Reporteros- integran el Lava Jato, la gran
investigación brasileña contra la corrupción que lidera el juez Sergio Moro en
su país y que ya cuenta con ramificaciones por toda América latina, pero que en
la Argentina no termina de cobrar fuerza por problemas de cooperación
bilateral.
Jueces y fiscales argentinos accedieron a esos documentos -o al
menos algunos de ellos- durante su viaje a Washington, donde se reunieron con
funcionarios del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Pero también por
limitaciones en la cooperación internacional no pudieron incorporar ese
material a los expedientes judiciales, ni difundirlos.
Ahora, por primera vez, esos documentos salen a la luz en la
Argentina. Abarcan las confesiones del número uno del grupo, Marcelo Odebrecht,
su máximo ejecutivo para América latina, Luiz Antonio Mameri, y otro de sus
colaboradores, Marcio Faria, además de constancias de las transferencias de
dinero negro a sociedades offshore desde y hacia paraísos fiscales, tal como
anticipó LA NACION durante los últimos meses.
"Nuestros ejecutivos en cada país mantenían relaciones
próximas con los agentes públicos locales", relató Odebrecht a los
investigadores brasileños. "Yo tenía conocimiento, pero sin
involucramiento directo, que de alguna forma había pagos indebidos en el
exterior [...], por nuestros ejecutivos que ya estaban allí, bajo el pretexto o
no de contribuciones electorales", detalló, para luego señalar en
particular a la Argentina, Colombia y República Dominicana.
Más detallista, Mameri concentró su declaración en dos negociados:
el contrato para la construcción del Sistema de Potabilización Área Norte con
la empresa pública Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), con coimas por al
menos US$ 14 millones, y el contrato para el soterramiento del tren Sarmiento,
con pagos negros por al menos US$ 3,3 millones, cifra que podría trepar a los
US$ 20 millones.
En el segundo proyecto, por ejemplo, Mameri detalló que el por
entonces máximo ejecutivo de Odebrecht en la Argentina, Rodney Rodrigues,
"fue abordado por un empresario argentino llamado Jorge Rodríguez, que se
presentaba como interlocutor de Roberto Baratta", al que a su vez calificó
como el "responsable de definir las prioridades de los pagos de las obras
del Gobierno".
"En esa ocasión, Jorge Rodríguez propuso que, con cada pago
liberado de una factura, el consorcio [del Sarmiento] pagase valores indebidos
en cuentas por él indicadas, y que esta era la única forma de priorizar los
pagos al consorcio por los servicios ya prestados". Y Mameri añadió que
cuando autorizó "ese ajuste indebido, los pagos fueron retomados".
Por su parte, Marcio Faria concentró su relato en otro negociado
más: el proyecto para la extensión de las redes troncales de gas. Al igual que
Mameri en el contrato con AySA, Faria también involucró a Wagner en la
operatoria ilegal. "Demandaba el pago de propinas a agentes públicos
miembros del gobierno federal", lo que el propio Faria dice que autorizó,
para luego relatar sus dos encuentros con De Vido, quien "siempre
demostraba satisfacción con el desarrollo de los contratos", aunque se
encargó de aclarar que, en su caso, "nunca tocar el asunto de la
propina".
Los testimonios de Odebrecht, Mameri y Faria se suman a otros que
la justicia brasileña sí ya envió a Buenos Aires. Entre otros, los de otros dos
arrepentidos, Néstor Cerveró, ex director del área internacional de la
petrolera Petrobras, y del lobbista brasileño Fernando "Baiano"
Soares, quienes declararon que De Vido y su asesor, Roberto Dromi, cobraron
coimas por la venta de Transener a la empresa kirchnerista Electroingeniería.
"A pesar de que el negocio estaba cerrado con el fondo
americano Eton Park, después de que Cerveró aceptara beneficiar a
Electroingeniería, la combinación del pago de una propina y la negativa del
gobierno argentino a [aceptar] al fondo americano como comprador de Transener,
incluso con la intervención criminal de políticos argentinos, Transener fue
comprada por Electroingeniería", asentó el juez Moro en la resolución que
dispuso la captura de otros dos lobbistas involucrados en la operación, Jorge y
Bruno Luz.
Ya convertido en delator premiado, Cerveró admitió que cobró US$
300.000 por favorecer a Electroingeniería y destinó ese dinero a la compra de
un inmueble en Brasil. Luego apuntó contra el ex ministro argentino:
"Ciertamente De Vido recibió más que eso como propina".
Declaraciones comprometedoras
Pagos indebidos
El máximo ejecutivo de Odebrecht para América latina, Luiz Mameri,
relató a la Justicia que, para participar en la obra de Paraná de Las Palmas,
Carlos Wagner le indicó que además de asociarse con tres empresas locales,
tendría que pagarle coimas al partido "del Gobierno de los Kirchner",
a través de agentes públicos. Si no cumplía las condiciones, Odebrecht sería
perjudicada en la licitación.
Coimas por redes de gas
Marcio Faria, delator de Odebrecht, relató cómo era la operatoria
para la extensión de las redes de gas. Involucró a Wagner, quien
"demandaba el pago de coimas a agentes públicos miembros del Gobierno
federal". Y relató que tuvo dos reuniones con el ex ministro Julio De Vido
que "demostraba satisfacción con el desarrollo de los contratos",
aunque aclaró que en su caso no tocó "el asunto de la coima".
La Nacion
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