Noticia: "Los nexos de los Macri y Odebrecht con la nueva dueña de la obra del Sarmiento" Emilia Delfina
En menos de dos años, entre marzo
de 2006 y febrero de 2008, la constructora italiana Ghella se instaló en el
país, se quedó con el 50% de la constructora de la familia Macri y consiguió las licitaciones del soterramiento
del ferrocarril Sarmiento y de las obras en el arroyo Maldonado. Venía de
crecer en Venezuela, y Argentina se convirtió en su segundo mercado más
importante gracias a su alianza con Iecsa, la constructora que Franco Macri vendió a su sobrino Angelo
Calcaterra en 2007. La semana
pasada pasó a ser la nueva
dueña del soterramiento y empujó
a su socia Odebrecht fuera de su obra más ambiciosa. Sus nexos en Argentina y
América Latina giraron alrededor de esos dos nombres: Odebrecht y Iecsa.
A pesar de su origen común con Franco Macri –todos
son italianos–, cerca de los dueños de Ghella dicen que su sociedad con Iecsa
nació en Argentina en 2006. Ghella se instaló oficialmente en el país el 10 de
marzo de ese año y sus accionistas eran Giandomenico (presidente
de la compañía) y Enrico Ghella (CEO) y Alberto
Nigro (miembro del directorio), todos de nacionalidad italiana. La
compañía es conocida por la construcción de grandes túneles. Realizó
subterráneos, autopistas y obras hidráulicas. En su camino se topó muchas veces
con Marcelo Odebrecht, y en varios países donde la constructora
brasileña está acusada de haber cartelizado el mercado de obra pública con
otras empresas, Ghella se quedó con parte de esos negocios. Es el caso, por
ejemplo, del metro de San Pablo y de la Ruta del Sol en Colombia, donde Ghella
y Odebrecht ganaron distintos tramos de dichas obras.
El actual CEO de la italiana es Lorenzo Ghella, economista y
quinta generación. En 2011, mientras Iecsa estaba bajo el mando de Calcaterra y
su mano derecha, Javier Sánchez Caballero, Lorenzo Ghella era uno
de los directores suplentes de la constructora. Sánchez Caballero está en la
mira de la Justicia de Brasil, sospechado de haber cumplido un rol en los pagos
ilegales para conseguir la licitación del soterramiento.
Antes de convertirse en la nueva dueña de esta megaobra, Ghella tenía el
37,4% del consorcio. Ahora, Odebrecht vendió su parte a través de un contrato
confidencial y sólo cuenta con una única razón para permanecer en Argentina:
los gasoductos de Córdoba. La Justicia la investiga en cuatro causas.
Un po’ di storia. El 19 de marzo de 2006, nueve días después de inscribirse en el país, Ghella solicitó a la Secretaría de Transporte de Ricardo Jaime una prórroga para completar trámites que le permitieran ofertar por la licitación del soterramiento. Mientras tanto, Odebrecht y Iecsa ya estaban asociadas para competir por la obra. Iecsa aún no estaba en manos de Angelo Calcaterra sino de Franco Macri.
Un po’ di storia. El 19 de marzo de 2006, nueve días después de inscribirse en el país, Ghella solicitó a la Secretaría de Transporte de Ricardo Jaime una prórroga para completar trámites que le permitieran ofertar por la licitación del soterramiento. Mientras tanto, Odebrecht y Iecsa ya estaban asociadas para competir por la obra. Iecsa aún no estaba en manos de Angelo Calcaterra sino de Franco Macri.
Ghella obtuvo sus prórrogas, pero el 23 de mayo las tres se asociaron
con la española Comsa y presentaron una oferta conjunta. “Esta mecánica de
agrupamiento remite, al menos por sus similitudes, al esquema de
‘cartelización’” del caso Odebrecht en Brasil, dijo el fiscal federal Franco
Picardi en uno de sus últimos dictámenes en la causa en la que se investiga si
el consorcio pagó coimas para obtener la obra. En el entorno de Ghella aseguran
que no formaron parte de esas maniobras.
La empresa italiana tenía otro objetivo claro en Argentina: el entubado
del arroyo Maldonado. Al mismo tiempo que buscaba ganar con sus socios el
soterramiento apuntaba a un proyecto clave de la administración porteña para
frenar las inundaciones, valuado en más de $ 454 millones. La crisis del
gobierno de Aníbal Ibarra y los vaivenes de su sucesor, Jorge Telerman, sólo le
implicaban trabas. Hasta que asumió Macri como jefe de gobierno.
Fue un buen año para Ghella. El 23 de enero de 2008, el gobierno de
Fernández de Kirchner adjudicó a Iecsa, Odebrecht, Ghella y Comsa el
soterramiento del Sarmiento. Un mes más tarde, el 21 de febrero, Macri le entregó
a Ghella la licitación del Maldonado. Hacía cinco meses que Ghella había
comprado el 50% de ODS, el holding dueño de Iecsa (el diputado Eduardo Tailhade
comenzó a poner la mira en esta transacción). Entonces, comenzaron a operar con
dos bancos: Macro y Ciudad.
Por el Maldonado, Ghella también compitió con su socia Odebrecht. La
obra fue finalizada, algo que no sucedió con el soterramiento. La obra está en
pañales tras 12 años de anuncios. Para sumar más irregularidades, las empresas
y el gobierno de Fernández de Kirchner lograron transformar la licitación del
soterramiento por US$ 889 millones en un contrato por US$ 3 mil millones. La
oferta con la que ganaron la licitación había sido la más económica, pero 12
meses después, el 23 de diciembre de 2008, el Estado firmó el contrato por $
11.702.929.915 (US$ 3.421 millones de esa fecha) por las tres etapas que el
consorcio nunca había licitado, cuadruplicando el valor de la oferta.
Perfil
Comentarios
Publicar un comentario
Nos interesa conocer su opinión sobre el blog. Gracias.