Entrevista: "Delia Ferreira Rubio (Presidenta de Transparencia Internacional): "Los conflictos de intereses son la antesala de la corrupción" por Astrid Pikienly
“Todavía
persiste en ella una fuerte tonada cordobesa. "Es que ejerzo de
cordobesa", dice entre risas quien acaba de ser elegida como presidenta de
Transparencia Internacional, la organización no gubernamental que encara una
lucha global contra la corrupción, y desde hace años, "vive" en un
avión.
Doctora
en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, Ferreira es especialista en
promoción de la transparencia, especialmente en el área de financiamiento de la
política, ética pública y lucha contra la corrupción; y trabajó para la OEA, el
PNUD, IDEA International y el Banco Interamericano, entre otros organismos
internacionales.
"Los
conflictos de intereses son la antesala de la corrupción. La puerta giratoria
entre el sector privado y el público es un problema sobre todo cuando los
funcionarios no registran la existencia del conflicto o no comprenden
acabadamente la gravedad del problema en cuanto a la legitimidad de las
políticas públicas y las decisiones que adoptan", afirma a propósito de
que ex CEOs, directivos y accionistas de importantes empresas sean hoy
funcionarios del gobierno. Por eso también, más allá de los valores
"intachables" de Laura Alonso -la titular de la Oficina
Anticorrupción-, a quien conoce de los años en que trabajaron en Poder
Ciudadano, Ferreira cuestiona la dependencia del organismo con el Poder
Ejecutivo: "los organismos de control deben ser independientes del
controlado".
Días
pasados se reunió con el Presidente Mauricio Macri y le transmitió, entre otros
temas, las críticas que ha recibido a nivel mundial el voto electrónico, un
proyecto sobre el que el Gobierno Nacional parece decidido a avanzar. "El
Presidente Macri escuchó con atención las objeciones y me contestó con los
mismos argumentos que el gobierno repite desde que presentó el proyecto: el
sistema es más rápido, soluciona la falta de boletas y ha funcionado sin
problemas'. Nada nuevo a pesar de las múltiples demostraciones de las
vulnerabilidades del sistema aquí y en el extranjero y de la opinión de
informáticos, técnicos, académicos, universidades, ONGs y hasta el
Conicet", explica quien, junto a otros especialistas, ha hecho público el
riesgo al hackeo de padrones y resultados.
Hace
un unos años un fiscal de la Corte Penal Internacional de La Haya dijo que
"el mundo estaba listo para detener los crímenes masivos, pero no la
corrupción". ¿Coincide?
Es
posible, en los crímenes masivos hay pruebas y en la corrupción no. La falta de
evidencias hace que sea más difícil, pero hoy se está avanzando en mecanismos
procesales que permiten que alguno que sepa hable y eso facilita la
investigación de los casos: puede ser un testigo protegido que no ha
participado en la trama pero ha visto, o un arrepentido que ha participado en
la trama, o los whistleblowers que ponen en alerta.
Además
de la porosidad, la escala y la opacidad, en la corrupción está la connivencia
entre los actores políticos, judiciales y económicos.
Hay
dos planos. Uno es la gran corrupción, la que mueve mucha cantidad de dinero e
involucra a actores al máximo nivel del Estado y del sector privado. Odebrecht
es el caso perfecto de gran corrupción que ha afectado a muchos países de la
región. Y después está la corrupción más chiquita, que afecta al ciudadano muy
directamente y no involucra grandes cantidades de dinero, sino la coima. Por
ejemplo, pagar para conseguir una cama en un hospital. Y entre esos dos
extremos está toda la gama de corrupción posible en las compras del Estado, en
los permisos y licitaciones. Y en la corrupción siempre hay dos actores, como
en el tango: el que paga y el que recibe.
¿Pero
el Estado no tiene mayor responsabilidad?
El
Estado tiene un poco más de responsabilidad desde el punto de vista de que está
representando a la sociedad toda y está abusando de su posición pública en
beneficio propio, de sus amigos o sus familiares, pero el otro también es
responsable porque está dando y aceptando. ¿Qué dicen desde el sector
empresario? "Nosotros no somos responsables porque si no entramos en la
corrupción no podemos trabajar". En algunos países se trabaja con pactos
de integridad por sector: todos los actores del sector se ponen de acuerdo en
que no van a coimear más. Imagínese a la Cámara de la Construcción haciendo eso
acá. Esos pactos le cortan la posibilidad a los funcionarios públicos de pedir,
porque el funcionario necesita contratar y hacer la obra.
¿Cree
que ese es un escenario posible en la Argentina?
No
en el futuro inmediato, porque me parece que siguen vigentes las costumbres del
capitalismo de amigos y de aprovechar las posiciones, de la puerta giratoria y
de los conflictos de intereses. En este gobierno hay muchos casos de conflictos
de intereses. La Oficina Anticorrupción ha resuelto algunos, pero acabamos de
tener uno con un funcionario en la Secretaría de Deportes y las piletas. Es
increíble que haya que esperar que algún periodista descubra que el funcionario
que decía que había que comprar determinadas piletas había sido representante o
socio de la compañía que vendía las piletas. Eso se debería haber prevenido con
las declaraciones de patrimonio y las declaraciones de intereses. Cuando uno
lucha contra la corrupción trabaja en dos sentidos: la prevención y la sanción.
¿Cómo
evalúa el desempeño de la Oficina Anticorrupción?
Creo
que la Oficina Anticorrupción ha avanzado en algunas cosas, pero mi gran
objeción, y lo he dicho toda la vida desde Poder Ciudadano y en otros ámbitos,
es que la Oficina Anticorrupción, igual que cualquier organismo de control,
tiene que ser independiente de aquel a quien va a controlar.
Usted
se refiere a este diseño institucional en el que la cabeza de ese organismo
está designado por el Presidente y depende de un gobierno al que tiene que
controlar.
Esa
es una falencia. Laura [Alonso] es una persona intachable en su honestidad, yo
la conozco, he trabajado con ella en Poder Ciudadano. No dudo de su profesionalismo,
pero no es independiente del poder de turno al que tiene que controlar. Así de
simple. La dependencia no es sólo personal, es la dependencia del cargo. Si vos
dependés del ministro, que depende de dos subjefes de Gabinete, que depende del
Jefe de Gabinete, que depende del Presidente, vos no sos independiente. Hay que
sacarla de la dependencia directa de aquel a quien controla y hay que
garantizarle que tenga las manos libres para investigar.
Una
de las críticas a la Oficina Anticorrupción es la velocidad para avanzar en
causas que involucran a funcionarios del gobierno pasado y otra velocidad para
investigar a los funcionarios actuales, más allá de que "abra una
carpeta".
Las
velocidades son una cuestión de apreciación y dependen de los casos también.
Cuando se produjo el conflicto de interés de [Juan José] Aranguren con las
acciones de Shell, lo resolvieron relativamente rápido pero yo agregaría una
salvedad ahí. Los conflictos de intereses se solucionan haciendo que la persona
no tome intervención en las decisiones que pueden ser conflictivas. Pero para
que eso sea efectivo no se puede poner al subsecretario de Aranguren a decidir
lo que Aranguren no debe decidir, porque ése es un secretario de Aranguren.
Eso, por ejemplo, hay que pasarlo a otro ministerio. Yo creo que los conflictos
de intereses es el tema más sensible de este gobierno en materia de prevención
de la corrupción.
El
hecho de que CEOs y ex directivos de grandes empresas sean funcionarios agrava
el conflicto de intereses. Juan Carlos Torre dijo hace poco que hay una
insensibilidad en el gobierno respecto de este tema. ¿Coincide?
Coincido.
Los conflictos de interés son uno de los aspectos de ética pública que
requieren especial atención porque son la antesala de la corrupción. La puerta
giratoria entre el sector privado y el público es un problema sobre todo cuando
los funcionarios no registran la existencia del conflicto o no comprenden
acabadamente la gravedad del problema en cuanto a la legitimidad de las
políticas públicas y las decisiones que adoptan.
Eso
requiere una buena Ley de Ética Pública. ¿Cuán laxa es esta ley? Hay denuncias
a funcionarios por hechos que no serían "ilegales", pero son poco
éticos.
Exacto.
El tema con las leyes de ética pública es que regulan una cosa que normalmente
no debería ser regulada por la ley porque está en la esfera de la ética.
¿Cuándo hemos recurrido a las leyes de ética pública en el mundo? Cuando los
consensos valorativos de lo que está bien y lo que está mal, lo que es correcto
e incorrecto, no estaban claros en la sociedad. ¿Por qué tuvimos que poner los
valores en una ley que diga que los funcionarios deben ser honestos y no deben
usar los recursos en beneficio personal o nombrar a sus parientes sino utilizar
los méritos? Porque la moral no es suficiente para regular y se necesita la
fuerza de la ley. En el mundo entero hay toda una ola de lo que yo llamo la
"juridización de la ética".
¿Qué
lugar ocupó la corrupción en los resultados electorales que definieron el
triunfo de Cambiemos en 2015?
Creo
que no fue determinante, pero marcó esa elección. Hubo una reacción de hartazgo
de la sociedad que terminó en las marchas multitudinarias durante el fin del
gobierno kirchnerista con carteles "No a la corrupción" o "Basta
de robar". Y eso que todavía no habíamos revoleado los bolsos ni habíamos
visto que una persona tenga en su patrimonio la superficie de la Capital
Federal varias veces. Aunque Cambiemos no lo puso como tema número uno en su
campaña, sí se comprometía a ser un gobierno más respetuoso del Estado de
Derecho y de la transparencia.
¿La
sociedad tiene conciencia del modo en que la corrupción en gran escala impacta
en su vida cotidiana?
No,
no tiene conciencia. Tuvo conciencia con Once y con Cromagnon, pero después, si
se le pregunta a la gente en abstracto, probablemente diga que no. Uno de los
desafíos para la sociedad civil es cómo capitalizar la etapa de la
posindignación. La demanda de transparencia hay que construirla y para eso hay
que trabajar en cuatro caminos. Es la fórmula de las cuatro "i": más
información, más integridad, menos impunidad, menos indiferencia.
¿Cree
que hay poca o nula tolerancia a la corrupción pasada y cierta tolerancia a la
corrupción actual?
No,
esome parece que no. La vara estaba tan alta en materia de corrupción que lo
que podemos ver ahora parece muy poco. Así opera siempre en los países que han
sufrido corrupción sistémica. El parámetro es: "¿De dónde venimos? Estamos
mejor que antes". El tema es cómo debemos observar, controlar y monitorear
el desempeño de los gobiernos: ¿Con la vara de los muy malos que alguna vez
hubo o con el deber ser? Creo que los gobiernos deben monitorearse siempre con
la vara del cumplimiento de la ley.
Usted
y otros especialistas han dejado clara su postura sobre los peligros del voto
electrónico y la conveniencia de la boleta única en papel. ¿Por qué cree que el
Gobierno insiste en avanzar hacia el voto electrónico?
Desde
el principio dije que era un capricho. No es ignorancia, porque se les ha
explicado de todas las formas posibles que con el estado actual de la
tecnología no lo pueden hacer seguro, y siguen diciendo que se puede hacer
seguro. En el informe del Conicet que conocimos hace poco hay gente que es
contratada por la NASA para garantizar la seguridad. No estamos hablando de dos
alumnos recién recibidos sino de científicos reconocidos en el mundo que
sostienen que no es recomendable introducir la máquina en medio de la emisión
porque no garantiza el secreto del voto, y Venezuela es un ejemplo maravilloso.
De
hecho, son muy pocos los países que lo usan.
Venezuela,
la India y Brasil lo usan en el 100% de la elección nacional. En Estados Unidos
el 35% del padrón total vota con algún sistema de voto electrónico. Bélgica y
Filipinas lo usan parcialmente. En Francia se detectaron intentos de hackeos.
En Estados Unidos se hackearon padrones. Holanda, que lo usaba para todo, lo
abandonó y cuenta a mano. Varios abandonaron el sistema de voto electrónico
porque se descubrió además que se podía saber cómo había votado una persona.
Eso es un escándalo. Y ni qué decir los resultados: se pueden hackear los
resultados.
¿Por qué la entrevistamos?
Porque
acaba de asumir la dirección de una prestigiosa ONG abocada a la lucha contra
la corrupción a nivel global
Biografía
Delia
Ferreira Rubio nació en Córdoba en 1956. Doctora en Derecho por la Universidad
Complutense de Madrid, fue miembro de Poder Ciudadano, asesora de la Auditoría
General de la Nación y trabajó para la OEA, el PNUD y el BID, entre otros. Este
año fue elegida presidenta de Transparencia Internacional."
La Nación
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