Nota del Editor:
La pregunta es válida. La sociedad no se manifiesta activa ni masivamente en su contra. La oposición prácticamente no la menciona. El oficialismo sí la denuncia, pero es posible dudar sobre su sinceridad; sobre sus convicciones acerca de la gravedad del problema. Los empresarios hacen silencio. No pocos probablemente temen que se destape la olla. No les gustaría tener que dar explicaciones a los tribunales. La justicia no hace justicia. Pero lo más grave es renunciar a la búsqueda de la verdad que finalmente daña a nuestra vida en común.
Nota de opinión
"Hace tiempo
que la verdad no importa en la Argentina" Francisco Olivera
"Jaime Durán Barba: "el
macrismo no tiene que confrontar discursivamente con Cristina Kirchner". Lo dice
hace tiempo y lo repitió en público hace dos semanas en Parque Norte, durante
un encuentro en el que él, Marcos Peña y Rogelio Frigerio les dieron instrucciones
a los candidatos de Cambiemos. El asesor ecuatoriano argumenta que, por
ejemplo, resaltar la corrupción kirchnerista es un error. "¿Para qué sirve
eso? -planteó ese día, según consigna una transcripción que el Gobierno
difundió entre funcionarios de todas las áreas-. Los votos que tienen, los
tienen, y en los estudios que se han hecho hay un montón de gente que dice:
"Y está muy bien, ¿cómo querían que hiciera campaña la hija de un
colectivero? No es ése el tema, no es la corrupción, no es el tema jorobarla a
Cristina".
Su tesis es que los votos
kirchneristas corresponden a fanáticos y que, por lo tanto, difícilmente se
modifiquen. Cambiemos irá entonces por lo que él llama "voto blando".
Aquellos electores que no están del todo convencidos o, peor aún, que votaron a
Macri en 2015 y ahora se sienten defraudados. Ese porcentaje, todavía no
especificado porque va variando según los días, y también diferente del voto
antikirchnerista consolidado, definirá en octubre el triunfo o el fracaso del
Gobierno.
En el oficialismo consideran que a
ese público deberán mostrarle las obras hechas hasta ahora, todas las que no se
hicieron durante la última década y, lo más relevante, que ninguna mejora
estructural puede llegar en apenas un año y medio. Pretenden entonces una
renegociación de los plazos de la paciencia porque, como acaba de admitir la
vicepresidenta Gabriela Michetti, pensaron que la reactivación económica
llegaría antes.
Otra conclusión importante en la Casa
Rosada es que, a diferencia de lo que ocurre en el universo de kirchneristas y
antikirchneristas, entre los indecisos puede todavía gravitar electoralmente el
avance de las causas judiciales de corrupción. Si esto es cierto, con su
decisión de condenar a Lula a nueve años de prisión por recibir sobornos, el
juez Sérgio Moro acaba de hacerle a Macri su pequeña contribución. No sólo por el
contraste que representa lo que pasa en Brasil versus Comodoro Py: Lula estaba
invitado por Juan Grabois, representante de la Confederación de Trabajadores de
la Economía Popular, a exponer el mes próximo en el Congreso. La idea inicial,
que Grabois impulsó junto con dirigentes de Barrios de Pie y la Corriente
Clasista y Combativa, era que el ex presidente brasileño respaldara el proyecto
de emergencia y soberanía alimentaria de la Argentina. ¿Expondrá un condenado?
Dilema interesante para los organizadores. Impedimentos operativos no hay: la
Cámara de Apelaciones de Brasil, instancia que debe resolver si el fallo queda
firme y la prisión se hace efectiva, suele tomarse varios meses para estos
casos. Y tampoco faltarán ovaciones para Lula en la Argentina. En el
kirchnerismo, por ejemplo, dicen estar convencidos de que las acusaciones
forman parte de una campaña orquestada por Michel Temer con la complicidad de
los medios. Exactamente lo que piensan en el PT, donde han decidido no
prestarle atención al testimonio del CEO de la constructora Oas, Léo Pinheiro,
que señaló a Lula como destinatario de una coima: un tríplex de 215 metros
cuadrados en Guaruyá. Es lo que motivó la condena. "Moro es parcial, actúa
como un fiscal", dijo el miércoles a LA NACION Marco
Aurelio García, asesor de las administraciones de Lula y Dilma Rousseff.
"Es una operación del diario O Globo", agregó.
Las investigaciones del Lava
Jato no sólo avanzan en Brasil, donde mandaron a la cárcel a unos 160
políticos y empresarios sin distinguir ideologías, sino que han despertado en
los últimos días cierta inquietud entre los constructores argentinos. Por ahora
sólo se manifiesta en vagas consultas a las instancias más altas del Poder
Judicial. Es cierto que ése es también un mundo de contrastes entre la
Argentina y Brasil. Hace tres meses, de visita en Buenos Aires, Moro almorzaba
en Puerto Madero con el ministro de Justicia, Germán Garavano, y alguien de la
mesa le preguntó cuáles eran los motivos del éxito en el esclarecimiento de las
causas. El juez resaltó entonces el respaldo que él y sus pares estaban
recibiendo de los fiscales del Ministerio Público.
Ésa es la gran distancia que el
gobierno argentino cree percibir con el sistema brasileño, y de ahí sus
urgencias para desplazar a la procuradora Alejandra Gils Carbó. "Tendría
que estar en la cárcel", dijo el miércoles Elisa Carrió, que sin embargo
se opuso desde el comienzo a que fuera, como planteaban muchos en Pro, removida
por decreto.
Pero la jefa de los fiscales acaba de
encontrar para su defensa una imperdible comparación regional. Su caso es
igual, dice, al de la venezolana Luisa Ortega, hostigada por el régimen de
Maduro, que por propiedad transitiva vendría a equivaler al de Macri. No es la
primera vez que un miembro de Justicia Legítima elige un espejo bolivariano: el
último paralelismo había sido el de Leopoldo López con Milagro Sala. Esas
supuestas simetrías sobrevolaron anteayer la sesión extraordinaria que, por
gestiones de Gils Carbó, la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos
hizo en Buenos Aires para respaldar a Ortega, a la que se contactó desde el
recinto por teleconferencia.
Las diferencias y particularidades de
cada caso quedarán para los puntillosos. Hace tiempo que la verdad no importa
en la Argentina. Lo planteó, con ironía y cinismo, el propio Durán Barba en su
adoctrinamiento de Parque Norte. "Deben ser creíbles y a veces la verdad
no es creíble -les dijo a los candidatos-. Así es la vida, hay cosas que son
ciertas, pero que la gente no cree: si usted dice que Mauricio Macri gobierna
para los pobres no es creíble, no es creíble. Que él es una persona que
gobierna para todos los argentinos sí es creíble, ahí están incluidos los
pobres. Pero decir que sólo está obsesionado con los pobres no es creíble, no lo
digan. Digan algo que, además de ser cierto, sea creíble. Yo sé que Mauricio
Macri está preocupado por los pobres, ésa es la verdad. Pero digan algo que,
siendo cierto, parezca creíble: que la gente diga «este tipo dice la
verdad».
Difícil discutir sobre corrupción si nadie repara en el fondo de las cosas. Con resultados económicos, si llegan, tal vez será más fácil. La gran virtud de Brasil es que se ha permitido hacer justicia en plena caída de la actividad. Es lo que diferencia a un sistema republicano de uno emotivo
Difícil discutir sobre corrupción si nadie repara en el fondo de las cosas. Con resultados económicos, si llegan, tal vez será más fácil. La gran virtud de Brasil es que se ha permitido hacer justicia en plena caída de la actividad. Es lo que diferencia a un sistema republicano de uno emotivo
La Nación
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